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Más de 100 líderes del sector salud de América Latina y el Caribe se han unido en torno a una posición común para la COP30, exigiendo acciones climáticas basadas en la justicia, la equidad y el bienestar.
Por Francisco Chesini – Sociedad Iberoamericana de Salud Ambiental & Milena Sargeeva, GCHA
Mientras el mundo se prepara para la COP30 en Belém, América Latina y el Caribe vuelven a estar en el centro de la atención mundial. En las últimas tres décadas, la región ha albergado cinco de las 29 Conferencias de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático: en Buenos Aires (dos veces), Cancún, Lima y Santiago (esta última se trasladó a Madrid en 2019). Ahora, el regreso de la COP a América Latina brinda una oportunidad histórica para difundir un mensaje ineludible: la crisis climática es una emergencia sanitaria.
De la COP25 a un Movimiento Regional
Si bien la COP25 no pudo celebrarse en la región, sembró una semilla importante: la creación de la Red de Clima y Salud para América Latina y el Caribe, establecida formalmente en 2021. Convocada por la Alianza Mundial para el Clima y la Salud (GCHA), la red reúne ahora a más de 40 organizaciones unidas por un objetivo común: amplificar la voz de la comunidad de salud y clima en todo el continente.
La próxima COP30 ofrece una oportunidad única para demostrar el progreso de este movimiento. La Red ha trabajado colectivamente para desarrollar una Posición Común sobre Cambio Climático y Salud, que representa las prioridades compartidas de la comunidad de salud de la región. Es tanto una declaración de unidad como una hoja de ruta para la acción.
Un Proceso Colectivo que Trasciende Idiomas y Fronteras
El desarrollo de la Posición Común comenzó en marzo mediante un proceso participativo. Se realizaron cuatro consultas en línea con organizaciones de toda la región, en español, portugués e inglés, para reflejar la diversidad lingüística regional. Los participantes ayudaron a priorizar los temas a incluir, estableciendo una metodología de redacción colaborativa y revisando iterativamente el borrador, a partir de un enriquecedor diálogo de conocimientos entre disciplinas y territorios. Se recibieron cientos de comentarios que se incorporaron al texto, creando una «polifonía de voces», testimonio de la diversidad de la región y de su determinación compartida de actuar.
El campo de la salud es inherentemente interdisciplinario, y este proceso también lo fue. Diferentes enfoques, como la salud pública, la salud ambiental, la salud planetaria, la salud mental, la medicina familiar y la pediatría, así como énfasis complementarios como la juventud, las políticas, la investigación, la educación y el derecho a la salud, han contribuido a esta Posición Común. Las organizaciones firmantes provienen del ámbito académico, asociaciones profesionales médicas, organizaciones no gubernamentales y de derechos humanos, así como de organizaciones intergubernamentales y humanitarias.
Un Llamado Regional a la Salud, la Justicia y la Acción Climática
En tan solo cuatro meses, el grupo elaboró un documento integral basado en las realidades de la región, incluyendo sus contextos demográficos, epidemiológicos, económicos, de hábitat, de salud, ecológicos, energéticos y culturales. El documento destaca que, a pesar de ser una región rica en diversidad biológica y cultural, América Latina y el Caribe (ALC) presenta altos niveles de desigualdad y pobreza, lo que la hace más vulnerable al cambio climático.
El posicionamiento se estructura en torno a seis ejes:
- Protección de la salud y respuesta a los impactos del cambio climático
- Mitigación del cambio climático con beneficios para la salud
- Justicia y equidad climáticas
- Adaptación y resiliencia
- Liderazgo climático en el sector salud: Educación, acción y gobernanza
- Financiamiento climático y de la salud
Para cada uno de estos ejes, se plantean peticiones a los gobiernos latinoamericanos y a la comunidad internacional en su conjunto.
Sin pretender resumir el texto completo, que requiere una lectura atenta, destacan seis prioridades fundamentales:
- Integrar la salud y la equidad en todos los planes climáticos nacionales y locales.
- Promover una transición justa y saludable, respetando los derechos humanos y territoriales.
- Fortalecer los sistemas de salud y la resiliencia comunitaria ante los riesgos climáticos.
- Proteger la biodiversidad y el conocimiento ancestral como parte de la defensa de la salud.
- Aumentar el financiamiento climático equitativo y garantizar que llegue a las comunidades.
- Reconstruir la confianza mediante la cooperación transparente, la evidencia científica y la solidaridad.
La postura se presentó y lanzó oficialmente en la Conferencia sobre Cambio Climático y Salud en Brasilia el 29 de julio. Desde entonces, se ha difundido a través de foros políticos y técnicos en toda la región, y a través de cartas a los ministerios de salud, medio ambiente, finanzas y relaciones exteriores, instando a sus delegaciones a que reflejen sus prioridades en Belém.
La culminación de este proceso será la presentación en el Pabellón de la Salud de la COP30 como una voz unificada de la Región que exige acción climática con justicia, equidad y salud como ejes centrales.
Un punto de inflexión para el liderazgo climático regional
La elaboración de la Posición Común marca un punto de inflexión para la acción climática con enfoque en la salud en la región. Sienta las bases para una agenda regional de salud y clima que podría consolidarse mediante las decisiones tomadas en Belém.
La Posición contempla la integración de la salud en todas las vías de negociación, la adopción del Plan de Acción de Salud de Belém, impulsado por la Presidencia de la COP30, y una visión más allá de Belém: nuevos mecanismos de cooperación interministerial y el fortalecimiento de las capacidades institucionales y comunitarias para responder a las amenazas climáticas. Asimismo, abre vías para alianzas estratégicas con instituciones multilaterales y financieras que permitan canalizar recursos hacia proyectos que generen beneficios colaterales para la salud, la equidad y la resiliencia.
Ante todo, refleja un creciente movimiento regional por la justicia climática y sanitaria, que posiciona a América Latina y el Caribe como líderes mundiales en la acción climática integrada, basada en la evidencia e impulsada por la solidaridad.

